Impulsar a los inventores y empresarios mexicanos para utilizar patentes sigue esperando su momento para convertirse en verdadera palanca de desarrollo económico.

Cumplido el segundo año de vigencia de la nueva Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial, es propicio el momento para revisar logros y pendientes de la nueva normativa. Las amplias expectativas que generó la modernización del marco normativo de patentes, marcas y derechos de autor en el país alcanza ya un plazo razonable para su evaluación.

Una primera estimación obligadamente surge de la propia motivación de la ley, que fue impulsada como consecuencia de las exigencias del renegociado tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, bajo su nueva nomenclatura como T-MEC. Podemos decir que una parte quedó cumplida con la sola promulgación de la ley, al incorporar figuras que hacían ya falta en el catálogo de protección que nuestros socios exigían. En la parte que seguimos quedando a deber, ahora con mayor evidencia, es en el rubro de observancia dados los altos índices de piratería, y la inexistencia de esfuerzos orientados a la defensa de los derechos de los titulares de marcas ante grupos criminales que operan estos mercados.

En la parte de uso de las nuevas formas de protección de marcas en versiones fonéticas y olfativas existe cierta tendencia positiva, faltando aún que los empresarios nacionales se familiaricen e incrementen el uso de este tipo de elementos no tradicionales de distintividad. La figura más utilizada de la nueva ley es la del registro de “imagen comercial”, que ha permitido a múltiples establecimientos proteger su peculiar aspecto arquitectónico y decorativo.

Entre los pendientes que se mantienen está la aparición del reglamento que, pretendidamente, debió publicarse antes de un año de la vigencia de la ley, por lo que ya la demora se vuelve crítica. Aun y cuando el sistema se sostiene con la aplicación del anterior reglamento, existen serios desfases que resulta urgente resolver.

Otras áreas pendientes de ser probadas obedecen más a la decisión de los abogados del gremio, que siguen postergando el uso de ciertas herramientas procesales que la ley aportó como novedad. Entre éstas, las infracciones en materia de violación de secretos industriales y el procedimiento que permite al IMPI dictaminar daños y perjuicios. Es claro que el uso limitado de estos dispositivos puede estar asociado a la inexistencia de asuntos que hubiesen ya escalado a estas instancias, pero después de dos años parece ya inminente que se inicie su empleo.

Finalmente, dos temas siguen esperando su momento para convertirse en verdaderas palancas de desarrollo económico. El primero, lograr que la protección de indicaciones geográficas detone la protección de productos típicos que la merecen, construyendo cadenas productivas organizadas que muchas comunidades de productores artesanales requieren para volverse comercialmente visibles y relevantes. El segundo, impulsar a los inventores y empresarios mexicanos para utilizar la protección de patentes como plataforma para la creación de empresas de base tecnológica, emulando lo que nuestros socios comerciales y demás países industrializados utilizan como fórmula para la generación de riqueza.

Dr. Mauricio Jalife Daher

Noviembre 09, 2022