A pesar de los daños sufridos en su prestigio, la marca “MEXICANA” sigue siendo uno de los íconos de la aviación de nuestro país.

Ya no sorprende saber que el Ejército mexicano se encargará de una nueva tarea. Tocó ahora el turno a su designación para operar una línea aérea comercial, que bajo las instrucciones presidenciales usaría el avión presidencial, el AIFA y, porqué no, la marca MEXICANA.

Para los que aún recordamos la eficiencia, puntualidad y amabilidad del personal de Mexicana cuando antes del 2010 volábamos en una de sus aeronaves, no deja de tener un efecto nostálgico la sola evocación de la que en un momento fue una marca emblemática de nuestro país y de lo que, en algún momento, se miraba como su brillante futuro. MEXICANA mantiene su jerarquía como marca famosa, lo que le permite una protección jurídica extraordinaria en su cobertura de productos y servicios y más allá de la existencia de marcas registradas en lo particular.

En este momento, los propios antecedentes de la quiebra de la Compañía Mexicana de Aviación condicionan cualquier nuevo destino para la marca. Como se recordará, en un intento por evitar que el principal activo de la empresa formara parte de la quiebra, semanas antes del inicio del concurso mercantil Gastón Azcárraga presentó una cesión de derechos ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial para “donarla” a otra de sus empresas denominada Nuevo Grupo Aeroportuario.

Luego de múltiples gestiones judiciales, la marca fue reintegrada al inventario del concurso mercantil, como garantía de pago a los acreedores, quedando sin resolución la acusación penal que procedía como respuesta al evidente intento de fraude.

En este momento, es a los extrabajadores de Mexicana a quienes por preferencia crediticia correspondería tomar decisiones respecto del posible relanzamiento de la marca. Cualquier otra decisión que pretenda acceder al uso de la marca, sin utilizar ese valor como mecanismo para compensar los adeudos laborales, sería el equivalente a un despojo. En ese contexto, esta podría ser una forma justa de realizar un rescate histórico de un litigio repudiable desde muchos puntos de vista.

Digo “repudiable” porque ningún procedimiento legal debería demorar más de 12 años en entregar justicia, porque eso significa una claudicación total del sistema judicial y una exigencia de resistencia a los contendientes que escapa a los límites del decoro y la resiliencia.

El asunto, también, sirve para recordar el enorme valor que una marca puede concentrar, e incluso conservar a pesar de llevar más de una década en el congelador. A pesar de los daños sufridos en su prestigio, la marca “MEXICANA” sigue siendo uno de los íconos de la aviación de nuestro país, y muchos deben ser los interesados en poseerla y restaurar su valor y presencia. Si la empresa que fue su depositaria se perdió, al menos la marca podría sobrevivir a sus detractores.

Dr. Mauricio Jalife Daher

Octubre 12, 2022