La visita de Darren Tang, director general de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, a nuestro país, la pasada semana, nos recordó las bases sobre las que descansa el sistema internacional de esta materia.

La visita de Darren Tang, director general de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) a nuestro país, la pasada semana, nos recordó las bases sobre las que descansa el sistema internacional de esta materia y la trascendencia de la colaboración en el trayecto de la creatividad y la innovación. Desde todos los puntos de vista, una estancia refrescante y estimulante.

OMPI es un organismo creado en 1967 como parte de la ONU, orientado a la protección y el fomento de las obras del intelecto humano, tanto en el campo de la cultura como en el de la tecnología. Entre muchas otras labores de estudio y difusión, la organización administra los cuatro grandes tratados internacionales en materia de marcas, patentes, indicaciones geográficas y derechos de autor, así como la plataforma de arbitraje más extendida en el mundo, dedicada a resolver controversias entre nombres de dominio y marcas.

Daren Tang es apenas el quinto director general de la OMPI desde su fundación en 1967, habiendo asumido el cargo en 2020. Entre sus antecedentes más relevantes destaca su desempeño como director de la oficina de Propiedad Intelectual de Singapur, y su actual cargo como secretario de la Unión Internacional para la Protección de Variedades Vegetales (UPOV). Dueño de una sencillez y simpatía naturales, su alto nivel de especialización no le impide transmitir con gran claridad los planes, las ideas, los retos y la visión desde la cúpula de la Organización.

En el mensaje dirigido a miembros de diversas organizaciones profesionales el pasado viernes, sobresale como idea central de las tareas de la OMPI la intención de llegar a todos los usuarios de derechos de Propiedad Intelectual en el mundo, especialmente a los emprendedores y pequeños empresarios, hasta un punto en el que puedan acercarse al sistema como parte permanente de sus proyectos y decisiones de crecimiento.

A pesar de la obviedad que la idea en sí misma encierra, el reto para trascender las esferas burocráticas y de especialistas que hacemos labor de intermediación plantea complejidades densas, particularmente en países en los que las pymes están marginadas de sistemas empresariales de incubación y acompañamiento. Nuestro país ha hecho en ese sentido algunos esfuerzos relevantes en el pasado, con oficinas regionales del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, oficinas de transferencia de tecnología financiadas por Conacyt y otros esfuerzos que lamentablemente han sido frenados en este sexenio.

Otros de los grandes retos que hoy enfrenta la OMPI se localiza en el campo de la protección de las expresiones culturales y los saberes tradicionales, que han llegado al momento en el que deben pasar, de lo académico, a versiones legislativas que conviertan los conceptos en derecho positivo. Nuestro país ha dado ese paso recientemente, estando ahora en la fase de implementación de la nueva ley. Finalmente, en las propias palabras de Tang, la pandemia ha detonado el uso de lo digital, demandando soluciones innovadoras en términos de protección legal, especialmente en materia de derechos de autor.

Entre las actividades que Daren Tang desarrolló en nuestro país, fueron parte central los encuentros que sostuvo con diversas autoridades del sector, tanto en la parte industrial como en cultura. Trascendental el mensaje emanado de las mismas, de comunicación franca, colaboración y respeto, en momentos en los que es urgente recordar los beneficios que para las sociedades aporta la innovación y la creatividad en todas sus formas y que, a pesar de la obviedad de sus postulados, suelen ser olvidados.